
La motivación es el motor de la vida. La energía que necesitas para llevar a cabo lo que te propones. Pero hay ocasiones en que te falta combustible para seguir por múltiples causas: problemas económicos, discusiones familiares o en el trabajo, ….
Hay días en los que, simplemente te levantas de bajón…
Las preocupaciones cotidianas te impiden ser feliz. Pero todo es cuestión de actitud. De cómo respondes ante esas situaciones. De tus valores y tus motivaciones.
En general, suele hablarse bastante de motivación en el ámbito laboral. Pero, ¿qué ocurre con el área personal? Para muchas personas, ambas áreas están muy relacionadas ya que lo que le mueve (o no) a nivel laboral suele incidir en su ámbito personal y familiar.
Pero quiero centrarme aquí en la motivación más de tipo personal. Tú podrás hacer todas las extrapolaciones que creas conveniente.
¿Sabías que hay dos tipos de motivaciones? El primero proviene de factores externos: el reconocimiento, las alabanzas, … En definitiva, algún tipo de recompensa que obtienes por algo. Cuando te hacen regalos o te dicen lo buena que eres en algo, o aquello de “no sé qué haría sin ti”, son palabras o cosas que te hacen sentir bien, que te motivan mucho. Sí. Pero es una motivación efímera. Cortoplacista. Necesitas tener continuamente ese tipo de reconocimiento para sentirte bien. Es lo que se llama motivación extrínseca.
El otro tipo de motivación es más personal. Proviene de ti misma. De tu interior. Es la motivación interna. Y tiene una gran conexión con tu autoestima. Con quererte a ti misma. Con tu equilibrio interior. Es un deseo de autorrealización, de crecimiento personal.
Es la motivación que se genera cuando haces actividades que te gustan. O cuando te dedicas a lo que verdaderamente te apasiona.
Piensa en algo en lo que disfrutes. Una tarea en la que te sea fácil ponerte manos a la obra porque te gusta hacerla. Son esas cosas en las que el tiempo pasa volando. Como cuando te vas el fin de semana a un viaje que te apetece mucho o haces una actividad que hace tiempo que esperas. Lo que sientes cuando esperas a que llegue ese día o que quieras volver a repetirlo, es lo que se llama motivación intrínseca.
Tus acciones no van encaminadas a lo que puedan opinar de ti. O a que te alaben o te agradezcan o a una recompensa externa. Lo que haces lo haces de forma, llamemos altruista. Porque tienes una fuerza interior que hace que te muevas, no por intereses personales o sociales, sino por algo mucho más elevado.
Es una emoción que te aumenta enormemente tu autoestima y genera endorfinas (la hormona de la felicidad). Es el motor que hace que tu vida tenga sentido. Es el combustible que te proporciona ilusión y energía y hace que te levantes por la mañana sintiendo que eres imparable.
Y esa emoción es la que te va a permitir conseguir los objetivos que te propongas en tu vida.
El próximo 15 de junio Salva Contreras, psicóloga, coach y autora de este artículo impartirá el Taller: Gestión emocional de la motivación.
Para más información y compra de entradas:
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Web de Salva Contreras: http://www.coachingenfocate.es
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